domingo, 20 de julio de 2014

DESCUBRIENDO BODEGAS EDRA

Creo firmemente que el éxito en muchos proyectos está, siempre en la calidad, pero también en asumir riesgos, riesgos medidos pero riesgos, en la diferenciación, y sobre todo en la ilusión.

El otro día, catando unos quesos, nos maridaron la velada con dos vinos de una bodega, para mi desconocida, prueba de que son un neófito, de la Ribera del Gállego -Cinco Villas. Una bodega que intuyo familiar, por el trato tan cercano que nos dispensó su primer espada, Alejandro Ascaso. Estoy hablando de Bodega EDRA sita en la localidad de Ayerbe.


Fueron dos vinos uno blanco y otro tinto,  que ya sólo en la presentación de la etiqueta aventuraba un intento de vino novedoso. Bonito diseño que según nos comentaron era obra de la artista oscense Mª Pi Rivera.

                                           Ne Timeas I                                        Manos
                                          

El Blanco era el EDRA Blancoluz, variedad  Viognier. 
Y aquí empieza la sorpresa de este vino. Variedad Viognier,  una vid casi desconocida en el viñedo español, según me cuentan de difícil cultivo y que necesita de gran protección. Precisamente por este desconocimiento se etiqueta como Vino de Mesa. 
Un vino de color oro, con reflejos dorados, limpio y brillante.
En nariz me pareció potente, con aromas a fruta fresca, manzana, melocotón, aromas florales y algo de frutos secos.
En boca me pareció un vino con gran cuerpo y textura suave. Largo, con equilibrada acidez y ciertos toques tostados y florales. El final es dulzón.


El Tinto fue el Extra Syrah 2010. 
Nos encontramos delante de una picota con reflejos granate. 
Exhibe una nariz en la que predomina en primera instancia un aroma a fruta fresca que torna a madura muy compensada. Fruta roja y negra, con atisbos especiados y tostados bastante marcados.
En boca es fresco, sedoso, con toques torrefactos, donde se nota su paso por la madera. Largo postgusto. Fresco y Goloso. 

Dos vinos que gustaron y mucho. En mi humilde opinión, el Blanco es una excepcional oportunidad para iniciarse en la variedad Viognier.

Ambos maridaron bien con quesos, pero quiero pensar que el blanco con arroces, foies, pescados y mariscos  y el tinto con carnes, guisos o con algún plato de cuchara, a buen seguro harán la delicia de quien se atreva a probarlos. Animo. Seguro que no os decepcionan en absoluto.


¡¡¡ Chufla, chufla, que de Ayerbe ye !!!

Bss.


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